¿Debería hacerme una mamografía?
La mamografía es la prueba más eficaz para la detección precoz del cáncer de seno. Es un tipo especial de radiografía del seno que puede revelar tumores que por lo general son demasiado pequeños para palparse o notarse en un examen físico.
También puede mostrar otros cambios que los médicos creen que podrían sugerir un cáncer de seno.
Hacerse mamografías de detección con regularidad puede detectar los cánceres de seno cuando son pequeños y más fáciles de tratar.
La mamografía de detección es apropiada para las mujeres cisgénero, los hombres trans que no se hayan sometido a una mastectomía o una cirugía de la parte superior del cuerpo, y las mujeres trans, las personas no binarias y no conformes con su género que hayan iniciado el uso de estrógenos como parte de su atención de afirmación del género.
¿Cuándo debería hacerme una mamografía?
Para determinar cuándo y cómo hacerse pruebas de detección del cáncer de seno, debe hablar con su equipo médico sobre su riesgo de cáncer, sus preferencias, sus antecedentes personales y familiares, y las recomendaciones de su equipo.
La Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS), el Colegio Americano de Radiología (ACR), la Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN) y el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF) ofrecen guías útiles sobre cuándo empezar a hacerse mamografías periódicas para la detección precoz del cáncer de seno.
Según las recomendaciones de la ACS:
- Las mujeres de 40 a 44 años tienen la opción de empezar a hacerse mamografías anuales
- Las mujeres de 45 a 54 años con un riesgo promedio de cáncer de seno deben hacerse mamografías anuales
- Las mujeres de 55 años o más pueden seguir haciéndose mamografías anuales o cambiar a cada dos años siempre que gocen de buena salud y tengan una esperanza de vida de diez años.
Las pautas del ACR y la NCCN recomiendan mamografías de detección anuales a partir de los 40 años y mientras se goce de buena salud y se tenga una esperanza de vida de al menos cinco a siete años.
En 2024, el USPTF actualizó sus pautas para alinearlas más con las de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, con recomendaciones de iniciar las pruebas de detección del cáncer de seno a los 40 años basadas en datos que sugieren que comenzar antes identificaría más casos, sobre todo entre las mujeres negras más jóvenes.
Las pautas recomiendan una prueba de detección cada dos años hasta los 74 años.
Después de esa edad, no hay pautas claras respecto de las pruebas de detección, y la decisión debe ser tomada por la persona y sus médicos.
Las pruebas de detección del cáncer de seno también son importantes para algunas personas LBGTQ+, como los hombres trans que no se han sometido a una mastectomía o a una cirugía de la parte superior del cuerpo, quienes deben seguir las recomendaciones de las pruebas de detección para las mujeres cis.
Las mujeres trans, las personas no binarias y no conformes con el género que han iniciado el uso de estrógenos como parte de su atención de afirmación del género podrían desarrollar tejido mamario. Después de recibir hormonas por 5 años, se deben someter a pruebas de detección del cáncer de seno a partir de los 40-45 años.
Cabe destacar que la resonancia magnética (RM) aún no es una prueba de detección común del cáncer de seno, pero podría incluirse en el calendario de pruebas de algunas personas dependiendo de sus factores de riesgo y antecedentes familiares.
“Aunque las pautas de estas organizaciones siguen y seguirán cambiando, es importante recordar que hay algo que nunca ha cambiado (y probablemente no cambiará): Las personas deben consultar con sus médicos qué es lo que más les conviene en materia de pruebas de detección del cáncer de seno. Y la decisión personalizada debe incorporar el riesgo previsto de cáncer y las preferencias personales”, afirma Rachel A. Freedman, MD, MPH, oncóloga médica en el Centro Susan F. Smith para Cánceres de la Mujer de Dana-Farber, y directora médica del Programa para personas adultas mayores con cáncer de seno (OABC).
¿Quiénes corren un mayor riesgo de tener cáncer de seno?
Usted podría tener un riesgo mayor de cáncer de seno si:
- Tiene genes de susceptibilidad al cáncer como BRCA1 y BRCA2 u otras anomalías genéticas hereditarias
- Ha tenido ciertas afecciones benignas de los senos
- Tiene antecedentes familiares de cáncer de seno
- Ha recibido radioterapia torácica como tratamiento previo
Las personas con mutaciones genéticas que las predisponen al cáncer de seno suelen empezar las pruebas de detección periódicas a una edad temprana. Suelen incluir una resonancia magnética (RM) mamaria y una mamografía. En general, las personas adultas con riesgo mayor pueden empezar las pruebas de detección incluso antes de los 40 años. Consulte con su médico qué es lo más conveniente para usted.
Para obtener más información: Responda al cuestionario de evaluación de riesgo de Dana-Farber para saber más sobre su riesgo personal de cáncer de seno y ovario.
¿Dónde puedo hacerme una mamografía?
Su médico puede ayudarle a programar una mamografía. Si tiene seguro médico, las pruebas de detección del cáncer de seno que cumplan con las normas aceptadas deberían ser gratuitas.
El autobús de mamografías de Dana-Farber ofrece mamografías e información de salud mamaria en la zona de Boston a quienes carecen de acceso fácil a pruebas de detección. Hay que registrarse de antemano. Fíjese en su calendario y llame a la oficina del autobús de mamografías al 617-632-1974 o escriba por correo electrónico para hacer una cita.
Además, hay programas gratuitos de pruebas de detección en todo el país.
¿A qué edad puedo dejar de hacerme mamografías con regularidad?
En la actualidad no hay pruebas suficientes de que las mamografías sean beneficiosas más adelante en la vida, sobre todo si otras afecciones podrían limitar la esperanza de vida.
La esperanza de vida puede ser muy difícil de calcular, pero en general, si la salud general de una persona es mala, los beneficios de la mamografía en años posteriores pueden ser cancelados por los riesgos de la prueba: resultados positivos falsos (pruebas innecesarias cuando no hay cáncer), molestias, ansiedad y someterse a un tratamiento de cáncer que no influye en la longevidad.
Los adultos de todas las edades y géneros deben consultar con su equipo médico qué es lo que más les conviene, porque estas decisiones deben ser muy personalizadas.
“La decisión sobre cómo y cuándo comenzar y dejar de hacerse mamografías, sea cual sea la edad, es personal y se debe basar en las inquietudes, los riesgos y las prioridades de salud de cada persona”, afirma Freedman. “Sin embargo, a medida que envejecemos, los beneficios disminuyen y hay un momento ‘adecuado’ para dejar de hacer estas pruebas”.
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